Monday, March 16, 2015

Mesopotamia entre el Tigris y el Eufrates (1) El descubrimiento de Asiria



Mesopotamia entre el Tigris y el Éufrates –Asiria (2.500 -605 a EC: antes de la Era Común)-en el actual Irak,  está siendo arrasada, aniquilada  (tanto personas como antigüedades arqueológicas, invaluables tesoros de nuestro acervo cultural) de forma despiadada, cruel y sin sentido,  por los terroristas de ISIS o  del autoproclamado EI (Estado Islámico)  que han fijado “capital” en Mosul,  la antigua Nínive, en donde se encontraba, entre otras cosas,  la supuesta tumba  del  profeta Jonás, el de la ballena ¿se acuerdan?.  Conviene entonces -me parece-   tener presente esa parte de la Historia para dimensionar en su justa medida lo que está ocurriendo hoy. Por eso, los invito a un recorrido en el tiempo hacia ese pasado.  

Durante  el siglo XIX gran parte del  Medio Oriente  estaba dominado por el  Imperio Otomano, con su capital en Constantinopla (actual Estambul).  Viajar entre las ciudades era muy complicado y muchas veces peligroso,  existían  focos de rebelión contra la autoridad otomana,  salteadores de caminos, etc. La Asirología no existía aún, ni se habían descubierto todavía palacios  o templos asirios, tampoco se había descifrado la escritura cuneiforme:




No era  esta región un lugar para el turista ocasional, pero si   se arriesgaban a viajar  a  Medio Oriente personas que  sabían que allí se encontraban enterradas las ruinas de  Antiguas  Civilizaciones,   tomando como punto de partida las historias relatadas en la Biblia; o aquellas personas que tenían algún otro interés puntual.  Me he referido específicamente  en   De amores y relaciones  al viaje que realizó al Medio Oriente en el año 1806,  François René de Chateaubriand que mencionó en sus Memorias de Ultratumba,  pero  que relató en detalle en su libro “Itinerario de Paris a Jerusalem”   (publ. en 1811). En el caso de Chateaubriand,  su interés estaba centrado en conocer la cuna del Cristianismo algo que se debía a propósito de la publicación de su libro  "El genio del  Cristianismo",  cuatro años antes. (Para mí bastante plomo,  por no decir plomo atómico, pero  él estaba feliz con sus dos tomos y en la época fue muy bien recepcionado).

Ahora les voy a relatar la historia de un hombre llamado Austin Henry Layard (1817-1894)  conocido por sus  excavaciones de Nimrod y Nínive. 



Layard que era descendiente de hugonotes franceses, luego que una  esmerada educación cosmopolita,  consiguió a los 16 años trabajo en la oficina de un abogado en donde comenzó  a interesarse por  lo todo  antiguo. Enseguida de recibirse de abogado  en 1839 se dirigía a trabajar en Ceylón  pero nunca llegó a su destino, es que  tuvo  una “pequeña” desviación  por curiosidad - ya que andaba por la zona- , léase,   por las regiones más  inhóspitas del Medio Oriente, algo   que cambió su vida de forma radical, para empezar,  se convirtió   en un agente itinerante  a las órdenes de la Embajada Británica en Constantinopla, por ese entonces   Layard tenía 28 años, y como  además de su excelente educación gozaba de muy buena  salud,   gran determinación,  una extraordinaria  habilidad para comunicarse y negociar tanto con  árabes como  con turcos y su espíritu de aventura era insaciable;  todas éstas   cualidades y habilidades  para ser un buen arqueólogo según los  estándares de la época, se convirtió, sin dudarlo,  en arqueólogo. Más adelante Layard sería también político, diplomático,   caballero de la Orden del Baño  y  Consejero Privado del Reino Unido. Pero por ahora, era un arqueólogo apasionado, temerario e incansable.

Layard descubre Nimrod:

 Layard  a principios de noviembre de 1845 con herramientas que hizo  o adquirió en secreto (para evitar  celos y envidias)  se subió a una balsa  con el pretexto de ir a cazar jabalíes y “aterrizó”  cerca del gran Monte de Nimrod  y al día siguiente comenzó las excavaciones (empleando miembros de una tribu local) en unas pocas horas había comenzado a descubrir paredes y paneles  con baldosas de piedra escritas en cuneiforme o esculpidas  que pertenecían   a un Palacio y a un Templo.  En los próximos cuatro meses descubrió  una serie de habitaciones esculpidas.   La técnica de excavación era  simple una vez que una baldosa esculpida era encontrada, el tema era encontrarla y Layard era un genio para eso.  Las paredes del palacio original eran de ladrillos de barro secados al sol,  que caían  a tierra una vez que habían sido expuestos a  las inclemencias del tiempo,  pero los paneles de piedra de 2, 5 metros  o más, se mantenían en el lugar con tierra delante y detrás y no se encontraban  demasiado profundos. Layard excavó en Nimrod el palacio de Ashurbanipal II (883-859 a EC). Aqui descubrió la famosa Biblioteca de Ashurbanipal con unas 22.000 tablillas en escritura cuneiforme,  ambas estatuas estaban colocadas a la entrada del Templo de Nimrod como celosos custodios con la intención de proteger su entrada  contra las fuerzas malignas. 


Reconstrucción publicada por Layard de la sala de Trono de Ashurbanipal en Nimrod 



A todo esto, El cónsul británico Sir Stratford Canning (su jefe y proveedor de fondos), estaba en Constantinopla gestionado  el permiso oficial para la continuación de las excavaciones  y el transporte a Inglaterra de las obras. Las autoridades otomanas se lo  otorgaron porque no estaban interesadas en  conservar las piezas halladas, preferían cobrar los  impuestos por cada obra llevada, como hacían con las concesiones sobre  extracciones de las minas. Layard se enfrentó a serias dificultades durante sus trabajos dada la enorme cantidad  de las obras excavadas y los pocos medios económicos con los  que contaba. Otra dificultad  que tuvo fue por   el gran tamaño de algunas obras y el peligro de la navegación hasta el puerto de  Bashra,  otra dificultad era  la escasez de barcos que salían de allí a cualquier parte del mundo.  Layard fletó todo lo que pudo para Londres, que hoy felizmente podemos visitar  y estudiar en el  Museo Británico, pero  mucho quedó atrás.  (Canning logró que el Gobierno Británico  se hiciera cargo financieramente y el Museo Británico reintegró  todos los desembolsos previos de Canning y Layard pasó a ser, entonces,  agente del Museo.   Layard recibió orden del Museo de  hacer dibujos de todas las esculturas, copiar  todas las inscripciones, fletar para Inglaterra todo lo que pudiera y lo que no, enterrarlo de nuevo para que no cayera ni en manos de saqueadores   ni de competidores que eventualmente no respetaran  los acuerdos entre ellos que se habían dividido las zonas de excavación.



                                                           Ashurbanipal II (883-859 aEC) de Nimrod
                      El Rey sostiene en su mano izquierda un cetro, símbolo de autoridad.
         Extiende la mano derecha con el dedo indice y el pulgar como si hiciera un chasquido, que era un gesto de respeto y ruego a los símbolos de los 5 dioses: 1- Ashur, dios supremo  (casco con cuernos) 2- Shamash, el dios del sol, (un disco con alas)  3- Sin, dios de la Luna (Luna en cuarto creciente) 4- Adad, dios de las tormentas ( dos rayos unidos) y 5- Ishtar, diosa del amor y la guerra (una estrella dentro de una circunferencia). 

Layard descubre un Palacio más  y un Obelisco negro:

Layard descubrió (1846-7)  el Palacio de Tiglath-Pileser III (745-727 aEC).  Descubrió también el obelisco negro de otro Rey,  Shalmaneser III (858-824 a EC) un monumento independiente, con inscripciones talladas en cuneiforme por los cuatro costados, invaluable, para el desciframiento de la escritura cuneiforme (Ya se habían descifrado los jeroglíficos egipcios por Champollion y Young por los años 20 del S. XIX).   


            Estela de Tiglath-Pileser III 


                                                                      Obeslisco negro.

Layard descubre Nínive:

Layard también excavó  el monte de Kukunjik en Nínive (que los franceses  habían tratado de excavar pero  sin éxito)  y Layard lo logró por  tener un conocimiento profundo de cómo estaban ubicados los edificios en Asiria.   Los antiguos  asirios  antes de edificar, construían una plataforma  o una masa sólida bien compacta de ladrillos de barro secados al sol  unos 9 a 12 metros por encima del terreno sobre el cual edificaban.   Por eso,  las zanjas de excavación tiene que ser abiertas a este nivel y no más profundo,  continuadas luego en direcciones opuestas,  siguiendo la dirección de la plataforma.   Así fue como Layard descubrió  en unos pocos días el que pudiera ser el mayor de todos los palacios  asirios:  el que fue construido por Senejerib (704-681 a EC).  Como no se podían hacer más zanjas porque  había que remover demasiada tierra,  Layard  decidió cavar túneles a lo largo de las habitaciones dejando la tierra en el centro, haciendo  cortes verticales  de tanto en tanto para proveer los túneles de luz y  aire.

En 1847  Layard no tenía ya más dinero con el que seguir excavando por lo que regresó a Inglaterra, dejando guardianes de los lugares para evitar saqueos.  Layard publicó en 1848 su opus magnum:  “Niniveh  y sus restos”  Tomo 1 y Tomo 2,  que aseguró  el interés por el público mientras que el Imperio Británico se iba retirando de esos lugares.  

En 1849 Layard regresa a Mosul   acompañado  del artista Fredrik Cooper para hacer los bocetos  y él  retoma  el trabajo en el palacio de Senejerib  de donde extrajo  en total cerca de  2000 millas (3.218,7 km) de paredes esculpidas. Además encontró la biblioteca de Ashurbanipal (668-627 aEC) nieto de Senejerib.  Luego de la partida de Layard, otros arqueólogos continuaron excavando.

Razzam descubre el Poema Epico de Guilgamesh:

Continuador de Layard  el arqueólogo primero nativo asirio: Hormuz Rassam (1826-1910) conocido por haber hallado las tabletas de la Epopeya a Guilgamesh.   Para asegurar  que  los trabajos no se interrumpieran, se creó en Londres  El Fondo para las  Excavaciones Asirias
                                                                          Gilgamesh



Botta descubre  Dur-Sharrukin, el palacio de Sargon II:




 Por su lado los franceses  hicieron otro tanto, el cónsul francés en Mosul  Paul Emile Botta (1802-1870), también arqueólogo, descubrió el Palacio de  Sargón II (722-705 a EC)  llamado Dur-SharruKin (Literalmente la Fortaleza de Sargón)  en la actual Khorsabad,  que fue capital del Imperio Asirio en los tiempos de Sargón II. Las obras  excavadas se encuentran hoy en el Museo de El Louvre, por ej.
estos  Toros alados con cabeza de hombre del Palacio de Sargon II (710 a EC). La cosecha francesa incluye una pérdida de obras a causa un ataque de  rebeldes y sicarios  que provocó el naufragio en el Tigris de parte de las balsas que llevaban la carga para Francia.  Botta creyó  que había descubierto Nínive y así dio a conocer en su momento sus descubrimientos.


Sargón II con un Dignatario

 En 1855 la era de las excavaciones asirias grandiosas llegó a su fin. Lo que hoy sabemos de  estas antiguas Civilizaciones se lo debemos al  tesón de estos intrépidos descubridores.


Continúa  aquí.... ¿Qué pasó con algunas de las obras  que quedaron in situ?  


Fuentes:


Reade, Julian "Assyrian Sculpture",  Ed British Museum Publ., London, 1984
Starr, Chester G.  "A history of the Ancient World", Oxford University Press, UK, 1978
Kenyon, Kathlen Archaeology in the Holy Land, Methuen co Ltd, London, 1979.
Cornfeld Gaalyah, Archaeology of THe Bible, Adam &Charles Black, London 1977.
Páginas de WIKIPEDIA  en inglés y español enlazadas en el texto.

Las imágenes son o del libro del Prof. Reade, escaneadas, o de Wikipedia.

18 comments:

Tracy said...

Se me saltaron las lágrimas cuando vi en tv la ignominia que estaban haciendo con los restos arqueológicos que con tanto esfuerzo han llegado a nuestros días.
Tu entrada ha refrescado mi memoria, no sabes cuanto te lo agradezco, que sirva como homenaje a esa cultura y a los que hicieron posible que la pudiésemos contemplar.
Un beso enorme.

José Núñez de Cela said...

Vaya entrada más interesante y documentada! Enhorabuena.

Yo recuerdo mi visita al Museo Pergamon de Berlin, donde puede uno maravillarse con la puerta de Ishtar.

SIn duda una civilización poco conocida por nosotros los occidentales, pero riquísima.

Saludos!

Tatiana Aguilera said...

El fanatismo religioso -o de cualquier índole- inserta en personas de escaso nivel cultural, provoca la locura, la insensatez. Lamentablemente en estos momentos poco y nada se puede hacer, solo intentar a través de los medios de comunicación difundir la necedad.
Un abrazo Myriam.

Bertha said...

La ignorancia y encima el fanatismo son muy atrevidos.Es, como si echaran tierra sobre su propia historia.

Una reseña guiada.Y esperando la segunda parte porque es muy interesante.

Gracias Myr por compartirla un abrazo.

Antonio said...

Hace tiempo que no paso por tu blog, como casi por ninguno, pues ando bastante desconectado del mundo bloquero. Pero me ha sorprendido gratamente este texto pleno de erudición e historia. Sobre todo en estos momentos que vivimos esa terrible ignominia de unos salvaje que confunde el arte y la civilización con sus credos.
Gracias por ilustrarnos. Un abrazo

Ishtar said...

Humanos tan cegados que son incapaces de apreciar la belleza y la sabiduría.
Ay que pena!

Ya sé que es una idea superficial, pero no puedo dejar de fijarme en las fantásticas barbas que lucen los Asirios en esos bajorelieves; todo vuelve ;)
Un besito

Genín said...

Una entrada magnífica, pero yo te sugeriría que cuando son tan largas, la dividieras en varias partes de lo contrario se hace demasiado larga y puede suceder -a mi me pasa a menudo- que el lector lo deje para volver mas tarde a terminarla y se le olvide, lo cual es una lástima porque se pierde algo realmente bueno...
Besos y salud

María Pilar said...

¡Wow! Todo un documental. Mi hija me dijo llorando que lo que había visto en la tele el día que lo destruyeron.
Besos Myriam

Colotordoc said...

Hola Guapa:

Cuando se destruye cultura, se destruye la vida...

Tristes episodios...Los fanatismos son así.

Besote guapa

chusa said...

Te agradezco enormemente Myriam esta entrada tan apreciable y didàctica. Las imàgenes devastadoras que nos espetan desde el televisor de estos zombis desalmados hacen mella y afectan profundamente. En el caso al que te refieres significa borrar la memoria històrica de los orìgenes de la humanidad, y recrearse de ello ante las càmaras parece simular un set cinematogràfico. Sin embargo, nos quedamos atònitos al descubrir con horror que no hay lìmite entre ficciòn y realidad

Un abrazo muy grande,Myr, nos seguimos leyendo

Pamisola said...

Me alegra verte por aquí otra vez, Myriam.

Menuda lección de Historia. No hay nada que justifique estas y tantas atrocidades que cometemos los humanos.

Besos.

Pedro Ojeda Escudero said...

Llego tarde en unos días con intenso trabajo. Leo hacia atrás las entradas que renuevan tu blog. Y veo que aciertas. He leído que se hará una web con toda la riqueza virtual que se ha destruido salvajemente estos días. Colaboremos.
Un beso.

María said...

Mi querida arqueóloga, la verdad es que da gusto leer de una forma tan amena como ingleses y franceses bucearon entre las ruinas mesopotámicas sacando a superficie tesoros de incalculable valor que aterra ver como estos cafres fanáticos destruyen ignorantes ahí en la hermosa tierra a la que pertenecen y que a la vista del poco aprecio y enorme peligro que corren en un ambiente tan crispado e inestable seguramente hasta sea bueno que hayan volado fuera aun cuando en su día casi fuera un espolio colonial todo lo que permanezca en los museos británicos y franceses estará fuera de su alcance destructor.

Mil gracias profe ayyy ... si el Tigris y el Éufrates hablaran;)

Muaaaaaaaaaaaakss enoorme preciosa buen finde.

Kasioles said...

Me has dado un buen paseo por la historia.
Agradezco mucho lo bien documentada que está tu entrada y todo lo que me ha aportado.
Te dejo cariños en abrazos, y mis mejores deseos para que disfrutes de la llegada de esta tan deseada primavera.
Kasioles

Milena said...

Fantástica entrada, Myriam, mil gracias... ya estoy esperando la continuación... (por cierto, qué impresionantes los trozos de muralla de Babilonia que tienen en el Pergamon de Berlín...).

Un abrazo grande

Jose said...

Ha sido una verdadera tragedia la que han provocado estos energúmenos mentales.

Saludos

María said...

No puedo comentar tu ultima entrada Myr me alegra tu regreso.

Un beso enorme.

Paco Cuesta said...

Ineludiblemente cuando a uno se le acercan los noticiarios (a veces huyo de ellos) con imágenes de destrucción de monumentos retorna a los recorridos virtuales de las clases de Historia del Arte y siente rabia e impotencia.
Besos